Ciberseguridad desde el abismo: una lectura crítica.


La ciberseguridad no está fallando por falta de talento. Está fallando por exceso de obediencia.

La estructura dominante del sector no forma pensadores sistémicos, sino operadores binarios. El problema no es técnico, es estructural. Y como todo ecosistema burocratizado, se replica a sí mismo con obsesión ritual. Las causas están más cerca de Max Weber, Nassim Taleb y Mark Granovetter que de un fallo en el parcheo automático.

Diagnóstico: el nodo humano no es un activo, es una función

La ciberseguridad convencional entrena a personas como si fueran nodos programables. Los equipos operan bajo esquemas diseñados para minimizar el error, no para enfrentar lo inesperado. El resultado: un sistema frágil ante lo improbable, como anticipó Taleb.

“Lo opuesto a frágil no es robusto. Es antifrágil: lo que mejora con el caos.” — Nassim Taleb

Pero en lugar de adaptarse, el sistema reacciona como una organización burocrática típica: añade más capas de regulación, más certificaciones, más “mejores prácticas”. Ninguna de ellas responde bien a lo inesperado. Solo lo validan después del incidente.

Red, no jerarquía: cuando los sistemas no piensan como humanos

La teoría de redes (Stanford, M. Jackson) explica cómo se forman y evolucionan las relaciones entre nodos: personas, empresas, estados. Entender cómo circula la información o cómo se difunde una vulnerabilidad en una red no requiere mirar logs, sino mapas relacionales.

  • ¿Quién habla con quién?

  • ¿Qué nodos están sobrecargados?

  • ¿Dónde se produce el cuello de botella de decisiones?

Estas preguntas son más eficaces para prevenir un ataque que un nuevo antivirus.

Psicología operativa: la ilusión de control y el sesgo de formación

Las decisiones en ciberseguridad están modeladas por sesgos cognitivos. Uno de los más peligrosos es el sesgo de simulación controlada: el profesional cree que por haber entrenado en entornos “realistas”, está preparado para el mundo real.

La mente que opera en términos binarios está mal equipada para enfrentar lo no lineal.

El operador promedio está condicionado para pensar en listas de tareas, checklist, y "procedimientos de respuesta". No en estrategias, ni sistemas adaptativos.

Sociología del profesional obediente

Max Weber ya lo anticipó: cuando una organización prioriza la eficiencia sobre el pensamiento crítico, la racionalidad instrumental sustituye la autonomía.

“La burocracia perfecciona los medios, pero paraliza los fines.”

Y con ello, surge lo inevitable: la Ley de Hierro de la Oligarquía. No importa qué tan horizontal o moderno sea tu equipo, eventualmente se consolidarán microélites de poder operativo: el que tiene los accesos, el que sabe “cómo va todo”, el que decide cuándo escalar. Las redes informales definen más que el organigrama.

¿Dónde estamos?

Estamos en un punto donde:

  • Se certifican técnicos sin pensamiento crítico.

  • Se aplauden procedimientos sin entender el entorno.

  • Se cree que cumplir una norma es sinónimo de estar seguro.

Lo que no se enseña es lo esencial: cómo se comportan los sistemas humanos bajo presión. Cómo se difunde el error, cómo se propaga el miedo, cómo se colapsa una red de confianza. Todo eso también es ciberseguridad.

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